Tuskegee,
Alabama. E.U. 1932-1972.
“El gobierno de los Estados Unidos hizo algo
incorrecto –profunda y moralmente incorrecto. Fue una atrocidad hacia nuestro
compromiso con la integridad y la igualdad para todos nuestros ciudadanos…
claramente racista.”
- Disculpa del Presidente Clinton a los 8
sobrevivientes del Experimento Tuskegee, Mayo 16, 1997 -
El Estudio
de la Sífilis de Tuskegee (1932-1972), también conocido como el
estudio de la Sífilis del Servicio de Salud Pública, fue un estudio clínico
conducido alrededor de Tuskegee Alabama en donde 399 afroamericanos
), pobres – y casi analfabetos – participaron en un estudio dirigido a la
descripción de la historia natural de la sífilis. Este estudio se volvió
notorio porque fue conducido sin el debido respeto a los sujetos de
experimentación, y condujo a grandes cambios en la manera en que los pacientes
debían ser protegidos en estudios clínicos.
Tratamiento
Negado
Para 1947,
la penicilina se había convertido en el tratamiento estándar para la sífilis.
Antes de su descubrimiento, la sífilis frecuentemente conducía al desarrollo de
una enfermedad multisistémica, crónica, dolorosa y fatal.
En lugar de
tratar a los sujetos sifilíticos con penicilina y cancelar el estudio, los
científicos de Tuskegee se negaron a usar penicilina o a proporcionar
información sobre la misma, con el objetivo de continuar el estudio acerca de
cómo la enfermedad progresa y mata al paciente.
El Estudio
El
experimento comenzó originalmente como un estudio de la incidencia de la sífilis
en la población del Condado Macon. Los sujetos serían estudiados por un periodo
de seis a ocho meses, y después tratados con tratamientos contemporáneos
(Incluyendo el salvarsan, ungüentos de mercurio y bismuto) que eran
medianamente efectivos pero muy tóxicos.
El grupo de
estudio fue formado como parte de la sección para enfermedades venéreas del
servicio de salud publica de los Estados Unidos (PHS). Su propósito
inicial era seguir el proceso natural de la sífilis sin tratamiento alguno, en
un grupo de hombres negros por 6 a 8 meses. Mas tarde, se accedió
a la implementación de prácticas engañosas sugeridas por otros miembros del
estudio.
El engaño
Las
consideraciones éticas, pobres desde un principio, comenzaron a deteriorarse
rápidamente. Tomando un ejemplo, a mitad del estudio, como un medio de
asegurarse que los hombres accedieran a realizarse un potencialmente peligroso
procedimiento diagnóstico (No terapéutico) como es la punción lumbar, los
médicos le mandaron a los pacientes 400 cartas tituladas “Última oportunidad
para recibir tratamiento gratuito especial”. El estudio también requería que se
le realizara una autopsia a todos los sujetos después de su muerte –aún cuando
los participantes nunca fueron informados de este requisito. El tratamiento
para los pacientes fue intencionalmente negado. A muchos se les mintió y
recibieron tratamientos placebo con el objetivo de observar la progresión fatal
de la enfermedad.
Supervivencia
Para el
final del estudio, solo 74 de los sujetos de experimentación continuaban con
vida. 28 de los hombres habían muerto directamente a causa de la sífilis, 100
murieron por complicaciones derivadas de ella, 40 de sus esposas fueron
infectadas, y 19 niños nacieron aquejados de sífilis congénita.
Desenlace
En 1966,
Peter Buxtun, un investigador del PHS en San Francisco, mandó una carta al
director de la División de enfermedades venéreas para expresarle sus
preocupaciones acerca de la moralidad del experimento. El Centro para el
Control de Enfermedades (CDC) reafirmó la necesidad de continuar con el estudio
hasta su terminación (hasta que los sujetos murieran y pudieran realizarse las
autopsias correspondientes).
Algunos
estudios sociológicos han mostrado que el Estudio de la Sífilis de Tuskegee ha
predispuesto a muchos afroamericanos a desconfiar de las autoridades médicas.
El estudio por sí mismo, es un factor significativo en la baja participación de
afroamericanos en estudios clínicos y en programas de donación de órganos.
Nadie podría culparlos.
Derechos
Humanos
El impacto
de este estudio condujo directamente al establecimiento de la Comisión Nacional
para la Protección de los Sujetos Humanos en Investigación Biomédica y
Conductual (National Commission for the Protection of
Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research)
y la creación del Acta Nacional de Investigación (National Research Act).
Este hecho requiere la creación de Consejos Institucionales de Revisión (Institutional Review Boards, IRBs)
en los centros subvencionados con fondos públicos.
Los tres
principios éticos fundamentales para usar sujetos humanos en la investigación
son:
·
Respeto a las personas: protegiendo la autonomía de todas las personas y
tratándolas con cortesía, respeto y teniendo en cuenta el consentimiento
informado.
·
Beneficencia: maximizar los beneficios para el proyecto de investigación mientras se
minimizan los riesgos para los sujetos de la investigación, y
·
Justicia: usar procedimientos razonables, no explotadores y bien considerados
para asegurarse que se administran correctamente (en términos de
costo-beneficio).
·
Hoy, el informe Belmont continúa siendo una referencia esencial para que
los investigadores y grupos que trabajan con sujetos humanos en investigación,
se aseguren que los proyectos cumplen con las regulaciones éticas.
El escándalo del
experimento Tuskegee sirvió para que el Departamento de Salud,
Educación y Bienestar de los Estados Unidos revisara y ampliara las
regulaciones para proteger a los sujetos humanos a finales de la década de los
'70 y principios de los '80. En 1978, la Comisión publicó el documento
"Principios éticos y pautas para la protección de los seres humanos en la
investigación". Fue llamado Informe Belmont, por el
Centro de Conferencias Belmont, donde la Comisión Nacional se reunió para
elaborar el primer informe. El Informe Belmont explica y unifica los principios
éticos básicos de diferentes informes de la Comisión Nacional y las
regulaciones que incorporan sus recomendaciones.
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